¿Cuántas palabras
intercambiamos
con personas
desconocidas
a lo largo del día?
¿Cuántas miradas
indiscretas?
¿Cuántas vidas
se cruzarán
contigo
en un futuro?
¿Cuántas buenas?
¿Cuántas malas?
¿Cuántas lunas?
¿Cuántas merecerán
la pena?
¿Cuántas no
significarán nada?
¿Cuántos roces
en el Metro?
¿Cuántas dobles
intenciones?
¿Cuánta superioridad?
¿Cuánta prisa?
¿Cuánta cantidad
de gente indiferente
que pasará de frente?
¿Cuánta soledad
pese a la masa?
¿Cuántas risas
nerviosas?
¿Cuánto contagio?
¿Cuánto abuso
del hombre
sobre la mujer?
¿Cuántas caras
desaliñadas?
¿Cuántas canciones
harán de banda sonora
de un día cualquiera?
¿Cuántos colores?
¿Cuántos ojos
cerrados?
¿Cuántos objetos
perdidos?
¿Cuántos enamoramientos
de un solo segundo?
¿Cuántos hurtos?
¿Cuántos móviles
y cuántos libros?
¿Cuántos dibujos?
¿Cuánta escritura?
¿Cuántas ganas
de afrontar
lo que sucederá?
¿Cuánta empatía?
¿Cuant@s hacen
como si fuera...?
¿Cuántas hileras
de manos
agarradas
dónde ya estuvieron
agarradas
otras manos?
¿Cuántas veces más
nos volveremos a ver?
¿Cuánta posibilidad
para el azar
del reencuentro?
sábado, 28 de octubre de 2017
jueves, 26 de octubre de 2017
Que nos muramos de risa
Que nos muramos de risa
cuando el mundo
se esté derrumbando
y que con cada
carcajada
aumente
el récord histórico
de hoyuelos
que nos caben.
No verle la gracia
a algunas cosas
no quita
que dejes de
contonearte
divertido
ante la rutina
que nos ocupa.
Aprende de
la risa nueva
del niño,
de la risa
escarmentada
del abuelo,
de la risa
placentera
de la madre.
Crecer riendo
para crecer mejor.
Mirar riendo
para ver más.
Escuchar riendo
para escuchar
de verdad.
Tocar riendo
para procurar
las cosquillas
necesarias
que impidan
que dejes
de reirte
jamás.
cuando el mundo
se esté derrumbando
y que con cada
carcajada
aumente
el récord histórico
de hoyuelos
que nos caben.
No verle la gracia
a algunas cosas
no quita
que dejes de
contonearte
divertido
ante la rutina
que nos ocupa.
Aprende de
la risa nueva
del niño,
de la risa
escarmentada
del abuelo,
de la risa
placentera
de la madre.
Crecer riendo
para crecer mejor.
Mirar riendo
para ver más.
Escuchar riendo
para escuchar
de verdad.
Tocar riendo
para procurar
las cosquillas
necesarias
que impidan
que dejes
de reirte
jamás.
sábado, 21 de octubre de 2017
Niebla
La niebla
no deja ver
pero permite
el avance,
como el
cansancio
que quiere
hacerte
desistir
pero insistes
en seguir
intentándolo.
"Nívola",
lo llamó
Unamuno,
esas dudas
existenciales
de la
cotidianidad
de los días.
El espesor
de la incertidumbre,
la humedad
del fracaso,
el frío
del miedo,
en definitiva,
un efecto
meteorológicamente
emocional.
De un gris
celestial
cubre el
cielo que
nos arropa.
Incomoda
su sombra,
su ausencia,
su magnitud.
La polvareda
se levanta sola
y oprime
el cuello,
destapado
y sensible
a cualquier
tacto
que se le
exija.
La niebla
es abstracta,
no es cosa
ni palabra,
es algo
todavía
por explicar.
no deja ver
pero permite
el avance,
como el
cansancio
que quiere
hacerte
desistir
pero insistes
en seguir
intentándolo.
"Nívola",
lo llamó
Unamuno,
esas dudas
existenciales
de la
cotidianidad
de los días.
El espesor
de la incertidumbre,
la humedad
del fracaso,
el frío
del miedo,
en definitiva,
un efecto
meteorológicamente
emocional.
De un gris
celestial
cubre el
cielo que
nos arropa.
Incomoda
su sombra,
su ausencia,
su magnitud.
La polvareda
se levanta sola
y oprime
el cuello,
destapado
y sensible
a cualquier
tacto
que se le
exija.
La niebla
es abstracta,
no es cosa
ni palabra,
es algo
todavía
por explicar.
miércoles, 18 de octubre de 2017
Actos
Cuando el único
acto político
de tu vida
consiste
en tender
una bandera
que jamás
te ha protegido
de nada
y te sientas
a esperar
el bombardeo
de discursos dirigidos
para aprendértelos
y defenderlos
como quien defiende
sus apellidos.
Cuando el único
acto solidario
de tu vida
pasa por llevar
a la iglesia
ropa mugrienta
que ya no te sirve
por el grosor
de tu ego.
Cuando el único
acto social
de tu vida
ocurre
por pena
y condescendencia
en lugar de por
compromiso
y el convencimiento.
Cuando el único
acto medioambiental
de tu vida
solo pasa
por hablar
del tiempo
en lugar
de cuidarlo.
Cuando el único
acto de deportividad
de tu vida
sólo se ejecuta
si hay algún
deporte
de por medio.
Cuando el único
acto de amor
de tu vida
es acordarse
de los cumpleaños.
Cuando el único
acto de responsabilidad civil
de tu vida
es votar
sin miramientos.
Cuando el único
acto de dignidad
de tu vida
pasa por perdonar
pero jamás
por pedir perdón...
¿Hasta cuando?
acto político
de tu vida
consiste
en tender
una bandera
que jamás
te ha protegido
de nada
y te sientas
a esperar
el bombardeo
de discursos dirigidos
para aprendértelos
y defenderlos
como quien defiende
sus apellidos.
Cuando el único
acto solidario
de tu vida
pasa por llevar
a la iglesia
ropa mugrienta
que ya no te sirve
por el grosor
de tu ego.
Cuando el único
acto social
de tu vida
ocurre
por pena
y condescendencia
en lugar de por
compromiso
y el convencimiento.
Cuando el único
acto medioambiental
de tu vida
solo pasa
por hablar
del tiempo
en lugar
de cuidarlo.
Cuando el único
acto de deportividad
de tu vida
sólo se ejecuta
si hay algún
deporte
de por medio.
Cuando el único
acto de amor
de tu vida
es acordarse
de los cumpleaños.
Cuando el único
acto de responsabilidad civil
de tu vida
es votar
sin miramientos.
Cuando el único
acto de dignidad
de tu vida
pasa por perdonar
pero jamás
por pedir perdón...
¿Hasta cuando?
jueves, 5 de octubre de 2017
Muchas cosas
Ella es mi Congreso,
mi iglesia,
mi palacio.
Mi ventana abierta
por donde
caen las
migas de pan.
Es mi viaje,
mi retorno,
mi escalera.
La armónica,
el algodón,
los dados.
Mi semáforo,
mi bastón,
mi decálogo.
Una herramienta,
un chubasquero,
un polígono
de infinitos lados.
Mi velocidad,
mi ritmo,
mi descanso.
Aquel beso,
aquella huella,
aquello.
Mi pompa
de jabón,
frágil,
ganadora.
Mi redacción,
mi corrección,
mi punta
afilada
que defiende
a muerte
las causas justas.
Vuestra envidia,
vuestro deseo,
nuestra suerte.
La carretera
en obras
que te obliga
al desvío
para que tardes
más en recorrerla.
Mi banco,
mi homenaje,
mi refugio.
El tiempo
que ha pasado
como si nunca
hubiera pasado.
El filo,
el mañana,
el precipicio.
Mi gris
de variantes.
Un sueño
repetido.
El amor de mi vida,
la razón de mis días.
mi iglesia,
mi palacio.
Mi ventana abierta
por donde
caen las
migas de pan.
Es mi viaje,
mi retorno,
mi escalera.
La armónica,
el algodón,
los dados.
Mi semáforo,
mi bastón,
mi decálogo.
Una herramienta,
un chubasquero,
un polígono
de infinitos lados.
Mi velocidad,
mi ritmo,
mi descanso.
Aquel beso,
aquella huella,
aquello.
Mi pompa
de jabón,
frágil,
ganadora.
Mi redacción,
mi corrección,
mi punta
afilada
que defiende
a muerte
las causas justas.
Vuestra envidia,
vuestro deseo,
nuestra suerte.
La carretera
en obras
que te obliga
al desvío
para que tardes
más en recorrerla.
Mi banco,
mi homenaje,
mi refugio.
El tiempo
que ha pasado
como si nunca
hubiera pasado.
El filo,
el mañana,
el precipicio.
Mi gris
de variantes.
Un sueño
repetido.
El amor de mi vida,
la razón de mis días.
domingo, 1 de octubre de 2017
Banderas en las fachadas
Salgo un domingo
por la mañana
a las 8.00 am
justo cuando
se apagan
las farolas.
Todo parece
tranquilo
pero se respira
un ambiente
capcioso.
Llevo varias
semanas
viendo en las
cuerdas de tender
de los barrios,
de mi barrio,,
trapos sucios
sin significado,
vacíos de contenido.
La "patria"
ondea sin fuerza
colgada con pinzas.
Una vez más
que decepciona,
una vez más
que resulta dañina,
una vez más
que olvida.
El conflicto político
inducido
nos da pie
al estallido social
para atajar
nuestras dificultades
diarias,
las que entendemos
y sentimos
mejor que nadie.
La vieja Capital
se olvida
sacar
su bandera
cuando sus hij@s
se ahogan en
un vaso de agua.
El rebaño reclama
unidad
cuando
su propio núcleo
anda desestabilizado,
cuando su educación
ya no cría,
cuando su sanidad
ya no sana.
Una vez más en
que la Carta Magna
se utiliza como
arma arrojadiza;
perros ladradores
poco mordedores.
Y precisamente
morder
es lo que me apetece,
arrancaros
de cuajo vuestras
argucias maliciosas
es concretamente
lo que me apetece.
La cuestión territorial,
los estatutos,
los idiomas,
los derechos
y libertades.
Que l@s que
prohíban
consultas
se queden mudos
para que no
pasen ell@s
consultas,
se queden ciegos
para que no
puedan redactar,
se queden solos
para no recibir
nunca respuesta.
Las fachadas
con colores chillones
de mi maldita ciudad,
gobernada,
ahora sí,
por gente valiente,
no son más que
ladrillo y cemento
que limitan
nuestra ética
y compromiso
para con l@s nuestr@s.
Prometo,
a la vuelta,
tender
el derecho
a decidir
del SI y el NO
estirándolo
con cuidado
y dejándolo
secar al sol
de las voces
que deben
ser escuchadas.
1 de octubre del 2017
por la mañana
a las 8.00 am
justo cuando
se apagan
las farolas.
Todo parece
tranquilo
pero se respira
un ambiente
capcioso.
Llevo varias
semanas
viendo en las
cuerdas de tender
de los barrios,
de mi barrio,,
trapos sucios
sin significado,
vacíos de contenido.
La "patria"
ondea sin fuerza
colgada con pinzas.
Una vez más
que decepciona,
una vez más
que resulta dañina,
una vez más
que olvida.
El conflicto político
inducido
nos da pie
al estallido social
para atajar
nuestras dificultades
diarias,
las que entendemos
y sentimos
mejor que nadie.
La vieja Capital
se olvida
sacar
su bandera
cuando sus hij@s
se ahogan en
un vaso de agua.
El rebaño reclama
unidad
cuando
su propio núcleo
anda desestabilizado,
cuando su educación
ya no cría,
cuando su sanidad
ya no sana.
Una vez más en
que la Carta Magna
se utiliza como
arma arrojadiza;
perros ladradores
poco mordedores.
Y precisamente
morder
es lo que me apetece,
arrancaros
de cuajo vuestras
argucias maliciosas
es concretamente
lo que me apetece.
La cuestión territorial,
los estatutos,
los idiomas,
los derechos
y libertades.
Que l@s que
prohíban
consultas
se queden mudos
para que no
pasen ell@s
consultas,
se queden ciegos
para que no
puedan redactar,
se queden solos
para no recibir
nunca respuesta.
Las fachadas
con colores chillones
de mi maldita ciudad,
gobernada,
ahora sí,
por gente valiente,
no son más que
ladrillo y cemento
que limitan
nuestra ética
y compromiso
para con l@s nuestr@s.
Prometo,
a la vuelta,
tender
el derecho
a decidir
del SI y el NO
estirándolo
con cuidado
y dejándolo
secar al sol
de las voces
que deben
ser escuchadas.
1 de octubre del 2017
Suscribirse a:
Entradas (Atom)