La niña baja tranquila a oscuras las escaleras. Al salir del portal el frío aprieta encabronado. Le pregunto por sus guantes; se agacha y abre la mochila con un cariño de otra época mientras saca su DIARIO. Allí, en él, escribía, según ella, secretos. ¿Pero qué tipo de secretos escribes? le pregunto. Secretos de noche, de los que lucen con la luna, responde adulta. Me refiero, a qué tipo de secretos utilizas, qué nivel de autorización tienen. No lo sé, ¿cuál es el tuyo?, me pregunta intrigada. Pues depende del día mis secretos pueden ser nacionales, si son importantes, o internacionales, si son importantísimos. ¡Ahhh! pues los míos son internacionales, aclara. Yo, aprendido, le digo, ¡pero atención!, si son secretos que por nada del mundo pueden ser contados, se les llama secretos universales, le explico pese a la posible contradicción del adjetivo.
Paseamos por nuestro camino habitual, el de la certidumbre, y comienzo a entonar:
"Lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lol, lo, lo, lo, lo..."
¿De quién es esa canción?, admirada pregunta. Verás, esta canción es un tipo de secreto especial, el mayor que existe, te lo contaré sólo una vez. ¡Es un SECRETO DE KUADRILLA!, le cuento. ¿Y yo puedo tener un secreteo de kuadrilla?, se excita. Espero que algún día lo puedas llegar a tener, es casi seguro que lo conseguirás, pero debes encontrar a las personas adecuadas, no es tarea fácil, pero una vez está en tú poder, jamás lo querrás soltar, le habilito.
Callamos, y sin mirarnos, seguimos con nuestro camino; yo silbo y ella canturrea sin haberlo pactado:
"Lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo, lol, lo, lo, lo, lo..."
Da igual que se lo queráis
contar a alguien,
no tenéis el grado
de autorización de Kuadrilla.
"AMIKUADRILLA"
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