-¿Se puede o no se puede?-
preguntamos de crí@s
cuando no sabemos
la regla de algún juego.
-¿Se puede o no se puede?-
decimos al tocar
la puerta de clase
tras llegar tarde
por quedarnos en la
calle dándonos besos.
-¿Se puede o no se puede?-
gritamos de jóvenes
cuando nos cuestionamos
todas las prohibiciones.
-¿Se puede o no se puede?-
imploramos de adult@s
a nuestr@s hij@s
para que nos recuerden
esa regla del juego
que olvidamos hace años.
-¿Se puede o no se puede?-
aplacamos de viej@s,
sabedores de que si queríamos...
...¡podíamos!
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