lunes, 15 de junio de 2015

Irreconciliable

No aguanto más
tanta confrontación
paterno-filial.

"Que ya serás mayor
y te darás cuenta,
que la experiencia
te la da la vida
y te hacen falta
treinta años más."

Ea, pues tú con tu burra,
pero ni eres ejemplo,
ni eres lección;
te lo dice tu hijo
buscando referentes
fuera de casa.
Escribo en términos
políticos e ideológicos,
no nos confundamos,
la mierda hogareña
la barremos en casa, 
el resto,
me atrevo a vomitarlo
a diestro y siniestro
sin remordimientos.

Y quien lea esto
que no vaya de ofendido
ni de alarmista
porque como 
entremos en comparaciones,
no queda títere
con cabeza.

El mismo derecho 
tiene la gente de
salvaguardarse en 
la unidad familiar,
que tengo yo
para escapar
y desentenderme 
de la misma
sean las razones
que sean;
y el mismo derecho
tengo de expresarlo,
que tienes tú de 
ocultarlo o de no sentirlo.
No es cuestión de valentía,
es cuestión de ventilación,
de renovar los filtros
por otros nuevos
sin considerarse traidor
de la opaca e histórica
institución por excelencia.

Ya lo dije en su día
pero insisto:
No espero parecerme
ni un ápice a lo
que representas y defiendes,
reniego rotundamente
esperando no ser juzgado
desde fuera,
me independizo
con autodeterminación
por el daño provocado
y por el daño recibido.
¡Qué ya está!
que hay cosas que no
tienen solución
y no hay que 
darle más vueltas,
¡Qué no pasa nada!

El lastre germinó 
en su día
y el lastre perdurará 
hasta el último aliento,
en eso a veces
consiste la mochila
que cargamos.
No seré peor ni mejor,
solamente seré
algo diferente,
casi opuesto
por convicción
sin perder de vista
el eje que nos sitúa
en sitios tan lejanos,
que ni la más alta
montaña,
permitirá
que oteemos 
desde el horizonte
para algún día
vislumbrarnos.

Hago esta reflexión pública
para hacerla visible 
al mismo tiempo,
que ni me lo tomo a risa
ni la utilizo metafóricamente;
Seguiré errando y fallando
a cada paso que de,
pero el camino que avance
lo haré acompañado
del reconocimiento,
la coherencia,
la comprensión
y el perdón,
de personas que sí 
son capaces de ejercer
su voluntad emocionalmente
política,
de seguir creyendo
l@s un@s en l@s otr@s.

Te doy por perdido
en la oscuridad de mi lago,
si no aprendiste a nadar a tiempo,
no seré yo quien te salve
de un destino en el que
nunca deposité mi confianza.

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