martes, 15 de octubre de 2013

Sabe a despedida

Tanto tiempo sin contarlo
por si acaso
y el por si acaso
ha llegado.
 
Hijo de puta, ¡Tú!,
que me ofreciste un cambio
y en cenizas
se convierte.
 
Sigo encarcelado
rumiando de sobras
y pidiendo al que no tiene.
Sigo esperando
en esta sala de espera
sin ventilación
con aire podrido.
Sigo escondido
avergonzado
rompiendo ventanas.
Sigo tóxico
sin la dosis
que me da la vida
de otra vida
que se aleja
a pasos apresurados.
Sigo luchando
agotado
con aliento
que sabe a gastado.
Sigo envuelto
en días soleados
que tapan
esos ojos grises
que tanto me han
curado.
 


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