Una nueva forma
de entender
lo que habitamos.
Deconstruir
las concepciones
y recordar
cómo se aprende
lo que no se sabe.
Ya da igual
que sonriamos
al desconocido
porque las sonrisas
solo se destapan
en casa,
bueno,
y en los bares.
El reto de entender
miradas que están
más solas que nunca
y mantener la distancia
de seguridad
porque es justo
y necesario
Mientras tanto
en Madrid,
volvemos a las Escuelas
a trompicones,
a medias
y sin estrategias
para ser máquinas
expendedoras
de conciliación
por horas
para que algunas
familias
dejen de soportar
el peso de la crianza,
para que las panzas
de nuestras empresas
recuperen su bonanza.
Nivel máximo
de exposición
siendo la parte
sacrificada
del inicio de la batalla.
El riesgo del contacto
porque no va a faltaros
los abrazos,
los besos,
el regazo,
para pediros perdón
por ser obligados
y demostraros
que no estáis solos.
También,
mientras tanto,
siendo legítimo,
cada uno habla de su libro.
¿Quién no tiene
en su familia,
en su pandilla de amigos,
en su círculo de conocidos
un intento de copia barata
de Fernando Simón?
Como si fuéramos
expertos en algo
y solo sabemos
que no sabemos nada.
¡Que vergüenza!
¡Qué impotencia!
¿Cuál es el nivel
de indignación
hegemónico?
Otra vez
una Comunidad
y un Ayuntamiento
sin mi;
pero en esta ocasión,
pese a los errores,
tal y como rezaban
en sus primeras campañas,
"Un país conmigo".
Por fin Mamá Estado
que me acoge y protege.
Mamá es buena,
pero no gilipollas.
Que cada cual
eche sus cuentas.
Tábula rasa.