martes, 16 de junio de 2020

Reset

Empezar de cero.
Una nueva forma
de entender
lo que habitamos.
Deconstruir
las concepciones
y recordar
cómo se aprende
lo que no se sabe.
Ya da igual
que sonriamos
al desconocido
porque las sonrisas
solo se destapan
en casa,
bueno,
y en los bares.
El reto de entender
miradas que están 
más solas que nunca
y mantener la distancia
de seguridad
porque es justo
y necesario

Mientras tanto
en Madrid,
volvemos a las Escuelas
a trompicones,
a medias
y sin estrategias
para ser máquinas
expendedoras
de conciliación
por horas
para que algunas
familias
dejen de soportar
el peso de la crianza,
para que las panzas
de nuestras empresas
recuperen su bonanza.

Nivel máximo
de exposición
siendo la parte
sacrificada
del inicio de la batalla.
El riesgo del contacto
porque no va a faltaros 
los abrazos,
los besos,
el regazo,
para pediros perdón
por ser obligados
y  demostraros
que no estáis solos.

También,
mientras tanto,
siendo legítimo,
cada uno habla de su libro.
¿Quién no tiene
en su familia,
en su pandilla de amigos,
en su círculo de conocidos
un intento de copia barata
de Fernando Simón?
Como si fuéramos
expertos en algo
y solo sabemos
que no sabemos nada.
¡Que vergüenza!
¡Qué impotencia!
¿Cuál es el nivel
de indignación
hegemónico?

Otra vez 
una Comunidad
y un Ayuntamiento
sin mi;
pero en esta ocasión,
pese a los errores,
tal y como rezaban
en sus primeras campañas,
"Un país conmigo".
Por fin Mamá Estado
que me acoge y protege.
Mamá es buena,
pero no gilipollas.
Que cada cual
eche sus cuentas.

Tábula rasa.

jueves, 11 de junio de 2020

La columna

Cómo me gustaría
escribir a diario
en una columna
de algún periódico.
Dándome igual
las marcas
solo me preocuparía
por la palabras,
mis palabras.
Hablar de todo y de nada,
se me entienda o no,
lo compartan o estén
totalmente en desacuerdo.
Significaría
que sigo escribiendo
porque follo escribiendo.
Porque el limitado
espacio de una columna,
sería la viga maestra
de mis dedos;
porque podría
firmar al final
del texto
con mi segundo nombre
y mi segundo apellido;
porque sería 
como hacer la cama,
algo necesario
para empezar bien el día.
Superaría
cualquier filtro,
censura
o prejuicio.
Asumiría
la responsabilidad
como lo hago
cuando sostengo 
a mi hijo
entre los brazos.
Y me haría
tan grande
como la distancia
que nos separa 
de la Luna,
no por el hecho de serlo,
sino de sentirlo.
No con un ánimo
hermético,
sino con una actitud
comunitaria.
No por creerme 
más que nadie,
sino por atreverme
a plasmarlo.
Y no con un contenido reglado
sino con la libertad
de perder el miedo.

miércoles, 10 de junio de 2020

El año que voté a UPyD

Yo estuve en el escrache
contra Rosa Díez
en el 2010 en la Facultad
de Somosaguas
como oyente.

Por aquel entonces
era estudiante
de trabajo social
e iba en contra de 
casi todo
y a favor
de casi nada.
Me estaba abriendo
al mundo
a codazos
y asomando
el cuello
levemente.

Yo no conocía 
a la señora en cuestión,
pero recuerdo
que aquel día
me cautivó
cuando habló
de regeneración democrática.
Estábamos en los
primeros años
de la gran crisis económica
y yo necesitaba
agarrarme
a un clavo,
que resultó
que estaba ardiendo
desde su nacimiento.

Desde mi ignorancia,
me sedujo
con ideas centralizadoras
y liberales.
Me compré
su autobiografía
y la devoré
todos los días
volviendo a casa
de la universidad.
Por una vez
y solo una
hasta e día de hoy,
coincidí con mi padre
en términos políticos.
Fueron tiempos
en que nos acercamos
más que nunca
a unas mismas ideas
y reconozco,
pese a mi clamoroso fallo,
que lo disfruté mucho.

Fueron meses
en los que me 
transformé
al color magenta
y me arraigué
a unas ideas
que no había
escuchado antes.
Me costó discutir
con algún amigo
que solo intentaba
alumbrarme
en este eclipse
moderado
en el que me vi
envuelto
por decisión propia,
por eso, quizás,
me ofusqué tanto,
por haberlo hecho propio,
por sentir
que había tomado
una decisión
desde cero,
sin influencias.

Al año siguiente,
2011,
voté en las generales
a UPyD
y en las municipales 
al PSOE.
Lo defendí 
con orgullo
y sin vergüenza,
hasta que poco 
tiempo después,
reconocí haberme
equivocado
tanto electoralmente
como en la defensa 
de unas ideas
que no iban conmigo.

Lo escondí
durante muchos años
por dignidad,
hasta hoy,
donde me quito 
este peso de encima
como quien
grita con rabia
tras recibir
una buena noticia
creyendo
que solo podrían
llegar la malas.

Mis amigos
ya no podrán 
amenazarme
por mi pasado
sino que tendrán
que revisarse 
el suyo.

Dijeron que 
aquella charla
le costó 6000€
a la universidad.
Rosa Díez,
con el tiempo,
fue echada a patadas
del partido que cofundó.
Y yo,
por primera vez,
tiré un libro
a la basura.

Aquella Facultad
me cambió la vida.
Me arrepiento
de aquel episodio
pero recuerdo 
con añoranza
las conversaciones
amables con mi padre.
Dicen que de todo
se aprende,
de lo primero
estoy seguro 
que no volverá a pasar,
de los segundo,
no veo la manera
de volverlo a conseguir.

Lo dije cuando nació
Mi Kuadrilla:
"siento los errores, pero sobre todo siento los escasos aciertos".

Con esta confesión
doy por reparado
mi daño interno,
mi honor
y los derroteros
totalmente contrarios
entre los que 
me encuentro ahora
transitando..

martes, 9 de junio de 2020

Canciones para dormir

La batería de recursos
para conciliar el sueño
pasan por ser
vivencias del pasado
a momentos significativos
que marcarán el futuro.
Estas son las nuestras:

El ratón que encontró Martín
bajo el botón
era muy chiquitín
y viceversa
aunque este no sea
el orden original.
Tras dos estaciones malas,
Fito busca una lágrima 
en la arena
que seguramente
se acabó llevando la marea,
mucho más difícil 
que encontrar 
una aguja en un pajar.
La paloma blanca
que me enseñó mi yaya,
volando hacia el palomar,
no dejes de volar 
si quieres llegar.
Los cinco peces de colores,
que bonitos son,
el chiquitito,
el que nada mejor,
no se sabe
cuál es su color.
Arrorró mi niño,
pedazo de mi sol
y mi corazón,
parece que cierra los ojos
pero los vuelve abrir,
pícaro sueño,
no quiere venir.
Un lobo bueno
maltratado por corderos
en un mundo al revés
donde los príncipes son malos,
las brujas hermosas
y los piratas honrados,
había una vez.
Y cómo no,
los acordes
de la parte que me vuelve loco,
la de los 30 años,
la pedida
y la boda,
la canción más emocionante 
que compuso
y que asumí
con el compromiso
de grabármela en mi piel
para ser fe, ley y dogma.

Con estas canciones
concilia el sueño
mi cachorro,
que 
ojalá sean las mismas
que utilice él
para dormir al suyo
dentro de muchos años.