lunes, 30 de noviembre de 2015

Una vez ella me dijo

Una vez ella me dijo
que si dios existe
es a costa de las mujeres.
No es cuestión
de faldas ni pantalones
sino de coraje y sensibilidades.
Nunca fue tan injusto
marcar la diferencia.
El lado izquierdo
mantiene maternos los sueños
y la vida...
...la vida puedes ser muchas cosas,
pero siempre se escribirá en femenino.



domingo, 22 de noviembre de 2015

Verídico

Este texto que estáis leyendo,
¡lo prometo!,
no hubiera existido
si al venir el tren
no se me hubiera caído
el cuaderno
que lo recoge.

Pensé en el abandono
y en el exilio,
en las soledades fumigadas
por patrones culturales,
en lo que dejé atrás
y no ha vuelto,
en los errores que me hicieron hombre
y en los aciertos que me hacen ser mujer.

Deshacerse de algo que estimas
es hacerse el muerto
mientras el otro
desaparece en arena.
¡Salta de vez en cuando!
cambia de ritmo
y esprinta
allí donde sólo
llegan un@s poc@s,
porque marcar
la diferencia
no consiste en gritar más alto,
sino en volar más bajo.

Aquel día en que se
me cayó el cuaderno
al andén,
no perdí un tren,
recuperé el trayecto.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Nivel de seguridad 4

Se ve humo muerto en París
mientras Siria arde viva.

La decepción la llevamos
de serie al salir de casa.
Nos identificamos colectivamente
según nos convenga,
eso sí,
que no caiga en domingo
y que no sea lejos.
Tomamos consciencia
los días impares
de la puta mierda
que resultan
los simétricos
días pares.
Demostramos l@s expert@s erudit@s
que llevamos dentro
que huele a tiempo
inconformado
frustrado por alguna excusa.

L@s que son bombardead@s
se infravaloran
en pro del magnicidio
de l@s que son tirotead@s.
Y nos queda seguir haciendo
lo mismo de siempre,
legitimar a l@s responsables
y follar con la luz apagada
para no mirarse.
Vagamos con más cara 
que espalda
el día recorrido
sin levantar los pies
del suelo.

La violencia que aborrecéis
es la misma causante
del conflicto
que unos días te hace llorar,
y otros olvidar.
La violencia que
publicas rechazar
es la misma que utilizarás
para discriminar a tus
iguales pintad@s de oscuro.


Ojo por ojo, diente por diente.
¡Iros tod@s a tomar por culo!

-Hola cariño, ¿qué tal el día?.
- Jodido, apaga la luz y date la vuelta.

Porque también,
según nos pille el día
diremos: "el fin
justifica los medios".

Ya estamos tod@s, el fin está cerca.

viernes, 20 de noviembre de 2015

No me gusta

La niña se esconde tras de mí al ver acercarse a la "abrazadora" solemne a por ella. Se podía inferir su buena fe del cariño al contacto entre iguales. La "abrazadora", con intenciones poco generosas ocultas, descubre a la niña tras de mí y surge el conflicto. La "escondida" se justifica por los miedos desagradables que provocan dolor. Zanjado el asunto, resulta ser un caso grave: a la "escondida" no le gusta que la "abrazadora" cada vez que la ve, salte como una fiera a darla un abrazo. Le propongo que se lo haga saber y la niña me mira como se miran las cosas lejanas y extrañas.

¿Por qué nos cuesta tanto expresar las cosas que no nos gustan?, ¿por miedo a la confrontación?, ¿acaso tenemos que aguantar lo inaguantable para parecer personas correctas y educadas?, ¿creemos moldearnos a nuestro antojo o somos el resultado del molde?.

Basta ya de tanto miedo indirecto que trasciende al ser único y pone en marcha la agresividad colectiva de l@s que se creen con carta blanca para opinar de todo y contra todo, sin juicio ni perjuicio homologados en continua desestructuración de lo que supone el imaginario universal de una vida que se arrastra de rodillas.

jueves, 19 de noviembre de 2015

En doble fila

Ojalá molestaran tanto
las reivindicaciones
como los coches
en doble fila.
Libre circulación
de exigencias universales
sin "pecado concebida".
Son muy estrechos
los derechos
conformados
ante el saqueo.
Regula el tráfico
el mismo
que incumple las leyes
que te ha impuesto sin permiso.
Abatida la moral,
incívica ética
de asfalto desgastado.

¿Qué nos queda
sino ser sumis@s
incuestionables
que esperan su final,
atentos y distraídos
con el accidente de tráfico?

Arderán los coches
desecho el suelo
con señales luminosas
las miradas
y puntos negros
los nuestros,
MUERTOS 
LOS VUESTROS.

martes, 17 de noviembre de 2015

Testimonio

Sube al tren un hombre antiguo sostenido con bastón y por reflejo me ofrezco a buscarle asiento, a lo que con un monólogo exquisito de carácter histórico me responde:

- No te preocupes muchacho. ¿A que no sabes cuántos años tengo?. Te diré que 91 sin querer hacer alarde. Y me siento bien, tan bien como un roble. Siempre me ha gustado caminar. Llevo jubilado 30 años y casi diariamente he ido a Madrid unas cuatro diarias para andar y ya de paso conocer la ciudad en la que vivo. Siempre que vuelvo de mis paseos procuro hacerlo de pie, uno no sabe si al sentarse podrá volver a levantarse.
Nací en 1924, cuando estalló la guerra yo tenía 11 años. Aquella si que fue una época dura, tan dura como mala mires por donde lo mires. Yo soy gallego; vivía en Lugo y mis abuelos se pudieron permitir llevarme a un buen colegio pero, cuanta hambre pasábamos. A los 15 años tuve que dejar de estudiar para ponerme a trabajar. Los peores años de hambre fueron el 40 y el 41, me di cuenta que venían tiempos peores que la propia guerra. No teníamos nada que llevarnos a la boca, no se me olvidará. En el 45 me llamaron para la instrucción militar; 23 meses en las fuerzas navales en los astilleros de Pontevedra. Cuanto me alegré en sus día de que la instrucción dejase de ser obligatoria, ¿por qué obligar a la gente a nada? me he dicho siempre a mi mismo. Yo era fuerte, muy fuerte; todo el día limpiando y con tareas de mantenimiento, eso sí, comer poco  o nada. Las raciones pasaban por un cazo de agua con cuatro espinas. Tenía que taparme la nariz mientras tragaba para no saborear la comida. ¡Asqueroso!, todavía lo pienso y me entran ganas de vomitar. Pero lo peor de todo era la humillación constante a la que nos veíamos sometidos por parte de los otros, panda de cabrones. Se divertían a nuestra costa; nos sacaban a cubierta para que a modo de juego, a modo de espectáculo privado, nos mandaran subir los mástiles a tropel. Unos detrás de otros, pisándonos, arrastrándonos a duras penas para ver si caíamos desde lo alto a la red que se encontraba varios metros abajo...y se reían, se divertían. Tenía a un compañero vasco que era un gigantón, casi dos metros de mole de espalda infinita. Los oficiales le mandaban formar estático y le rodeaban mientras se burlaban golpeándole o tirándole basura. El no se movía ni gesticulaba. De un simple manotazo les hubiera matado, pero jamás se movió...¡ahí mis vasco el gigantón!. Cuando nos dejaban pasear nos obligaban a llevar un libro en la cabeza, memorizándolo de cabo a rabo, y aprendí una de las frases que jamás se me olvidará: "El que manda más, sabe más y por lo tanto lleva razón".........-

Llegamos a nuestra opresiva estación de destino y nos separamos. El hombre roble me regaló su testimonio demostrando que la frase grabada a fuego en sus heridas, se perdió ahogada en el fondo del mar del que ni un solo día le dejaron disfrutar.

martes, 10 de noviembre de 2015

Retales de infancia

Se desliza firme y rotunda
la peonza por el suelo.
La cuerda tensada 
al bajar el yoyó.
Estruenda la pared
cuando el balón golpea.
Madera mojada sin astillas
para poder jugar.
Los charcos se hacen suelo
y el suelo ya no hace daño.
Lápices que hacen de espadas
mochilas al cargar.
Las cuatro estaciones
se pasean privilegiadas.
Canciones muertas que reviven
generación a generación.
Y la ilusión de los pequeños detalles.

LA ESCUELA COMO SEGUNDO HOGAR.

sábado, 7 de noviembre de 2015

¿Sabes qué?

-¿Sabes qué?- diría un niñ@...


- Que las cosas no son lo que parecen y no queréis daros cuenta. Siempre tan distanciad@s y ocupad@s de lo que verdaderamente importa. Incapaces de sujetar con fuerza un sueño porque os han dicho que no era posible. Despistado@s en nimiedades mientras os damos pistas de lo que necesitáis. Empeñad@s en saber más lanzando órdenes imperativas que sólo tienen sentido para vosotr@s. Acuñad@s en vuestra zona de confort no vaya a ser que se demuestre que l@s pequeñ@s somos más grandes. Trabajando tanto cuando sólo necesitamos que ESTÉIS, que ESTÉIS disponibles. Obligad@s a tantas cosas que nos convertís a l@s niñ@s en la más fea de las obligaciones. Rendid@s al conformismo de lo que se supone que esperaban de ti, cuando a gritos inmaduros queremos contarte las mil cosas que queremos ser de mayores. ¿Cómo pensáis combatir los miedos de la infancia si jamás pudisteis superar los vuestros?


De tu pena me impregno
cuando miro el espejo
de lo que me ofreces.

- ¿Sabes qué?- me dijo un niñ@.

Y ESCRIBÍ ESTO.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Un debate

Apoya la almohada
en tu espalda
para que haga de mi
en la cama,
que yo haré lo mismo
a la inversa
en la mía.

Hacer la guerra
al caer la noche
con metralla de algodón,
porque hacer
"como si fueras"
o hacer
"como si fuera"
ya no se nos queda pequeño.
La materia que
ocupa un espacio
ya no puede ser
ocupada por otro,
así que hagamos
fiesta de pijamas
a la antigua
y prepárate para
la capitulación
de los días pasados
porque el 
emancipamiento
histórico
dejará de 
ser teórico
en pro de 
los argumentos
donde sólo habrá
un debate:

¿Desechamos ya la almohada?...
...por...
...¿Cuál es tú lado de la cama?