Cuando cuentas algo a alguien
y llora,
te arrepientes de no haber llorado
y de haberlo contado.
Las heridas cicatrizan,
por lo menos las mías,
y si no,
que se jodan;
el protagonismo para las flores.
Que sepáis,
que los pasillos estrechos
también son puntos de encuentros,
y muy sanos;
de hecho,
los busco sin brújula
porque a pesar (o no)
de no saber dónde me llevarán,
siempre acabo encontrando
uno de mis "Refugios".
Siento la intromisión,
mejor,
lo dejamos para otro café.
PD: Invito yo.