Solo escribo
sobre mi vida
que es
lo único
en lo que
me siento
experto
y a veces
ni eso.
Ahora
nos reímos
entre sábanas
y oscuridad
intentando
no hacer ruido.
Pero es imposible.
A carcajada
limpia
y seca
para que
nadie duerma.
No hay tiempo
que perder
después
de conseguirlo
todo.
Ya no hay
que soportar
tristeza
y las ganas
no me aguantan.
Somos las mismas.
Libres y únicas.
Responsables
del campo,
las flores
y el viento.
Y un hijo.
El que nos
ha dado
la RISA.
Un Invierno
que no calla
y grita
valiente
que no hay
nada imposible.
Una bandera,
una montaña,
una plaza.
Un regazo
con la calefacción
al máximo
para que
no volvamos
a pasar frío.
Las mantas
se guardan
y las caricias
adquieren
el protagonismo
de marcarnos
el camino.
No hay maestros,
solo maestras,
porque entendemos
que la sensibilidad
de lo vivido
se escribe
en femenino.
No hay expertos,
únicamente
expertas.
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