otea el
campo de batalla
lleno de restos mortales,
la carnicería
no ha salido gratis.
El Consejo de sabi@s
del Tribunal 68
se reunió para
determinar
su veredicto
llegadas las doce
del medio día,
cuando el sol
está más alto,
cuando más
aprietan las
emociones.
Sobrevivieron
veinticinco
afortunad@s
de l@s setenta y cinco
que conformaban
el ejército,
y ella,
quedando
la última
también fue
la última
en recibir
la corona de laurel,
la que marca
la victoria
y acerca un poco más
a la gloria.
Cansada pero
satisfecha
y colmada
por la lucha,
se despoja
de su armadura
humilde
y se vacía
la carga de
los fracasos.
Ahora debe
definir la
mejor de sus
estrategias
y presentarla
ante el Concejo
de miradas
jerárquicas.
Su discurso
heroico
tendrá que
marcar la
historia
de lo que
se espera de ella
más las hazañas
que nunca
fueron vistas.
La marianista
se refugia
al calor
de la hoguera
mientras
sus pensamientos
chascarrean
y sus sueños
resurgen.
Se escucha
el eco
de sus pasos
por el pasillo.
Entra a la habitación.
Comienza el encierro.
continuará...
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