se cerrara la puerta
la guerrera opositora
con la moral minada,
recordó los pasos
que la habían
llevado hasta allí.
Todo,
absolutamente
todo,
se había convertido
en un castigo
demasiado grande
para soportar.
Lo que había
empezado
hacía mucho tiempo,
debía acabar
aquel mismo día.
Sus escoltas,
entre l@s que me
encontraba yo
siendo el
predilecto,
estábamos
herid@s de muerte,
arrastrando el
último aliento
antes de perecer.
Se quedaría sola
ante la inmensidad
de lo desconocido,
vacío y oscuro,
todavía por
descubrir.
No le quedaban
más fuerzas
más que las ganas
de ofrecerse
honesta y
espontánea
a "su final".
Que tiemble
el Tribunal 68
mientras
el resto y tú,
nos deshacemos
colmad@s.
Un encierro
milimétrico
de 8.18 a 9.18
para controlar
a sus demonios.
La estrategia
no era para ganar,
sino para
sobrevivir,
porque la victoria
de sus días
la había alcanzado
tiempo atrás.
La última batalla
antes de
volver a casa.
Durante
la contienda
la guerrera
perdió
su brújula
desapareciendo
de su vista
el Norte,
situándose
lejos de su sueño.
Trastabillada,
muerta de sed
y a punto
del colapso
se dijo
NO
a sí misma
para desprenderse
de los grilletes.
Se mostró
única y real,
ella misma,
la que tod@s
recordábamos.
El honorable
enemigo le
perdonó la vida
consciente
de que algún
día
volvería
a intentarlo.
Un viaje de vuelta
duro pero libre
de piedras
llevó a su hogar
a la guerrera.
Se tumbó
junto
a su amado
que la esperaba
sabedor
de la grandeza
de los acontecimientos.
Se abrazaron
constantes
sin mediar
palabra
sincronizando
la respiración,
compartiendo
latido.
Así acaba
esta historia,
en el momento
en que la guerrera
preguntó:
-¿Qué plan hay para mañana?-.
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