viernes, 21 de febrero de 2014

¿Qué hacemos esta noche?

Que esta noche no me llegue desprevenido
que tengan sonido, distinto, cada letra en cursiva
que mañana se convierta en lo mismo que ahora
que te vea amanecer
que no sea puntualmente tarde
que surjan entre sábanas perdidas
que me transforme
que no se levante ni acueste con calcetines
que se me hidrate la piel de tinta
que las estrellas se hagan
que se deshaga en sudor
que parezca lejana la tarde anterior
que te busque
que me encuentres
que entre el frío en calor
que cierres los ojos al besar
que cante en sueños
que se tumbe en verdades
que te arropes con pensarlo
que coja la postura
que me prenda sin mecha
que tu luz me duerma tranquilo
que te nazcan más pecas
que no me caiga por tu lado de la cama
que no quepa nadie más
que se acuerde de dar las buenas noches
que me deje desnudo espontáneamente
que me pese tu cuerpo
que se cuelen las cosquillas
que el colchón aguante
que se joda el despertador
que se estropee la persiana
que nuestras respiraciones se griten
que discutan nuestras manos por el mejor sitio
que luchen a muerte nuestros corazones
que no toquen los pies
que haya superposición de piernas
que las pastillas no hagan su efecto
que naturalmente se convierta en plácidamente
que nos atraque la poesía
que se mueran de miedo los monstruos
que las fotos de la pared nos observen
que el planeta más cercano tenga celos
que la habitación huela a hogar
que sean testigos las velas
que se hagan el amor
que el sexo tome ventaja
que los besos ganen
y que el mirarte sea decreto.


¿Qué hacemos esta noche?

No me importan tanto los 26

No me importan tanto los 26 como el saber contar(te), a veces, un cuento. Me acuerdo cuando me contaste el tuyo en Sábado con 17 y tú mas 1 más otro en Abril. Este cae en Domingo con pijama y sigo sin tocar la guitarra pero, quiero(te) más de lo que versaba la poesía antigua. Y ahora, como hace años, los viernes viajamos al reencuentro con vuelta abierta para principios de semana más lágrimas encubiertas.

No me importan tanto los 26 como los conciertos acontecidos. Demasiadas pocas noches de escenarios para el sudor que me provocas tú, "ensimusicada" en ti misma. Le cuento los minutos a tu espalda para robártelos a oscuras y tener más tiempo entre corchea y redonda así, en clave de bis para condecorARTE en el estribillo.

No me importan tanto los 26 como el haberte conocido en Verano a pesar de ser más de Otoño y de coloreARTE en Primavera. En Invierno que cumplo años, no me importará tanto tener 26 como hacerte el amor.

jueves, 20 de febrero de 2014

Desde la acera de enfrente

A mi no me engañas.
Cuando te crucé
me sobrepasaste
y te diste la vuelta
para mirarme.
Me agaché
y me mostré
tal y como esperabas;
me mordí
el labio
con ganas de cuello
y cerraste los ojos
deseando que me 
diera la vuelta.
Exprimí el momento
de tus ansias
y las mezclé
con las mías
quedando inmóvil
necesitado de más.
No te di el placer
porque me bastaba 
con el tuyo,
pobre egoísta de mi,
afortunado de espaldas.
Una imagen bonita
desde la acera
de enfrente,
desafortunados
los presentes,
malheridos
los ausentes.
Y allí...tú y yo,
más tú que yo
porque yo,
sabio y necio,
te tengo...pero no todos los días.

martes, 11 de febrero de 2014

Harto de comas

Me jodes
cuando te veo
saltando 
de letra en letra
sin cuerpo,
solo en ganas
a deshora,
con intención
diferida
sin firma 
en la esquina.
Te me derramas
en vino,
tu tobogán
el humo
de lápiz desgastado.
En memoria
de tu puta madre;
por una vez,
quiero algo
inmediato
con olor a entrañas,
sin mediaciones.
Reventado esquemas.
Pensar en desorden
me excita
y me conmueve,
deja que te estructure
la noche
verás como
no quedará papel en blanco.
Cuestas demasiado
tiempo y aliento,
y miro
y miro
y miro por detrás,
pero ya no estás.
Otra vez
que me dejas 
sin nota de 
despedida y yo,
silueta,
vacío al mismo tiempo.
Te espero de nuevo,
pero no tardes, 
estoy harto de comas.

La próxima vez, 
te saludaré con un punto.