Que esta noche no me llegue desprevenido
que tengan sonido, distinto, cada letra en cursiva
que mañana se convierta en lo mismo que ahora
que te vea amanecer
que no sea puntualmente tarde
que surjan entre sábanas perdidas
que me transforme
que no se levante ni acueste con calcetines
que se me hidrate la piel de tinta
que las estrellas se hagan
que se deshaga en sudor
que parezca lejana la tarde anterior
que te busque
que me encuentres
que entre el frío en calor
que cierres los ojos al besar
que cante en sueños
que se tumbe en verdades
que te arropes con pensarlo
que coja la postura
que me prenda sin mecha
que tu luz me duerma tranquilo
que te nazcan más pecas
que no me caiga por tu lado de la cama
que no quepa nadie más
que se acuerde de dar las buenas noches
que me deje desnudo espontáneamente
que me pese tu cuerpo
que se cuelen las cosquillas
que el colchón aguante
que se joda el despertador
que se estropee la persiana
que nuestras respiraciones se griten
que discutan nuestras manos por el mejor sitio
que luchen a muerte nuestros corazones
que no toquen los pies
que haya superposición de piernas
que las pastillas no hagan su efecto
que naturalmente se convierta en plácidamente
que nos atraque la poesía
que se mueran de miedo los monstruos
que las fotos de la pared nos observen
que el planeta más cercano tenga celos
que la habitación huela a hogar
que sean testigos las velas
que se hagan el amor
que el sexo tome ventaja
que los besos ganen
y que el mirarte sea decreto.
¿Qué hacemos esta noche?