sábado, 1 de agosto de 2020

La ermita de Vera Cruz

Supo su nombre
al conocer ermita.
La uve no es del virus
que azotó el planeta
mientras nadaba 
en líquidos mágicos.
Tampoco es del barrio
que la vio nacer.
Ni siquiera viene
de la estación más
florida del año.

Su nombre,
y por tanto
su UVE en mayúscula
que la acompañará siempre,
viene de cuando
su madre
descubrió
aquella ermita.
Esta es de las 
primeras historias
que tendrá
que contarla.

Una venida al mundo,
con uve,
con sabor a victoria,
también con uve,
pese a la angustia
del contagio
y la ausencia de contacto.
Una uve estacional
que solo hibernará
en otoño.
Sábado tras sábado,
esta vez con "b",
durante el estado
de confinamiento,
te empeñabas
en salir en pantalla
durante horas
para ver y escuchar 
a tu Kuadrilla.

Te empezamos
a desear desde
que conocimos
tu existencia,
por ello
y en cierta medida,
queríamos
que cada sábado
tus pamadres
no llegaran a tiempo
para el aperitivo
porque eso querría decir
que ya estarías 
aquí,
con nosotras.

Al final agotaste
todos tus días
y tuvieron
que darte un empujoncito
poniendo la mano
en tu espalda.
Y no fue fácil,
pero con apenas
minutos de aliento de vida,
ya nos has demostrado
que eres una persona
de armas tomar.

Vienes de tu padre
gigante
y tu madre
aguardiente,
la emoción más fuerte,
y serás recibida
por tu Kuadrilla
como la valiente
que eres.

Más de un mes
he tardado
en conocerte
a escasos centímetros
entre nuestras pieles.
Mi tarea pendiente:
cogerte,
porque lo de quererte
nunca sufrirá 
un ERTE.

_A mi décimo quinto campo, Vera
Faty y Jarocho_

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