por los muelles que no desgastamos,
siempre caminando tan bonita...
Odio tu espalda y tu pelo
al caer sobre tus hombros;
a tus canciones y a tus rincones.
Te odio por ser de mi gris preferido,
por decorar tu sonrisa,
por aguantar lo inaguantable.
Te odio, a veces y a ratos,
como se odian los siempres y los nuncas.
Llevo tantos años como
quieras tú, odiándote,
¿Recuerdas cuándo y cuánto de odié anoche?
Te odio cuando versas
y me besas con odio.
Mañana te odiaré un poco más,
casi tanto como cuando me miras odiosa
Odio tus faldas y tus ganas,
tu educada presencia
y tu locura de baile.
Te odio año tras año;
te pienso con odio entrando en ti.
Te odio la mejilla y parte de tu cadera.
Te odio en todas las posturas,
sobretodo cuando te rozo el cuello.
Odio aquellos lugares secretos compartidos.
Te odio si paseas distraída,
si te vas lejos,
si no permaneces.
Te odio al escribir con las palabras más feas
y asquerosas que jamás te escribí y jamás escribiré,
porque esto no está pasando,
solo es algo fugaz para tener la excusa
de que me prestes algo de atención...
....y algo de odio.